Así lo ha dejado caer el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, con un eufemismo que se ha convertido ya en una costumbre para adelantar la noticia de encarecimiento de los tipos de interés.
Cada vez que el mandatario del instituto emisor utiliza las palabras “fuerte vigilancia”, refiriéndose al riesgo de inflación, la siguiente revisión del BCE acaba por confirmar el endurecimiento de la política monetaria de la zona euro.
En esta ocasión, Trichet ha cumplido con las previsiones y si bien ha dejado los precios en el 1,25% de abril, todo va encaminándose hacia una nueva tasación en julio en torno al 1,75%. La medida está enfrentada a las adoptadas por Estados Unidos y Reino Unido, empeñados en mantener los tipos a pesar de sus tasas de inflación.
La confirmación en julio del mensaje solapado del presidente del Banco Central Europeo no sólo dará un mazazo a los titulares de préstamos hipotecarios, si no que pone en serias dificultades a los países rescatados por la Unión Europea.
De este modo Grecia, Irlanda y Portugal y en general toda la zona euro, se verá en una situación muy incómoda para acudir a los mercados en busca de una financiación que les hace falta como balón de oxígeno.
Ante la posibilidad de posteriores encarecimientos hasta finales de año, todo parece apuntar a un comedido letargo en pos del vaticinado traspaso de poderes Jean Claud Trichet-Mario Draghi.