En términos generales se ha insistido ya bastante en que los Estados europeos se encuentran sobre endeudados, por lo cual deben empeñarse en gastar menos. No obstante, hablar sólo del gasto y no del ingreso es como pensar una ecuación con una sola variable. El problema en este sentido, no es que se gaste mucho o poco; sino que se gasta mucho o poco en relación al ingreso, que es la otra forma de mirar la crisis de deuda. En términos económicos la pregunta es la misma ¿Se gasta actualmente en relación al ingreso?, y el diagnóstico también es el mismo: se gasta demasiado en relación al ingreso. Sin embargo de esta misma pregunta básica, que tiene una respuesta común es posible deducir dos posturas distintas.
1 Puesto que se gasta mucho en relación al ingreso, es necesario gastar menos.
2 Puesto que se gasta mucho en relación al ingreso, es necesario subir el ingreso.
Parece que la primera respuesta ha sido hegemónica en cuanto a fijar orientaciones económico políticas en Europa; pero se trata sólo de una respuesta posible. Las consecuencias prácticas de esta respuesta son ya conocidas, recorte presupuestario administrativo y principalmente recortes sociales.
Por otro lado la segunda posible respuesta, es decir, que es necesario subir el ingreso pareciera imposible de pensar, toda vez que se traduce prácticamente en un alza de impuestos, medida no sólo impopular; sino que también inconsistente si se busca la recuperación económica. No obstante, hay ejemplos muy claros de ingresos nacionales no basados en impuestos, por ejemplo el estado sueco, que sigue mostrando rasgos de recuperación, no alimenta los ingresos sólo por vía tributaria, sino que es accionista de diversas empresas, e incluso de la banca privada. Ejemplo que parece haber seguido Islandia, con la nacionalización de parte de la banca. Otros casos son la propiedad nacional de parte de la explotación cuprífera en Chile. Es decir, ejemplos de algunos países que están resistiendo los embates de la crisis. Pareciera que la situación del Commerzbank, en Alemania, indica también su próxima nacionalización, o al menos una mayor propiedad del Estado sobre el banco, que ya alcanza un 25%. Pero se trata de medidas que surgen como reacción y en forma de rescate, y no como una estrategia de nacionalización diseñada.
La segunda parte de la respuesta, que se relaciona con los ingresos nacionales, es uno de los desafíos a incorporar en las orientaciones de política económica en Europa, aunque evidentemente esto implica un cambio de paradigma económico, asunto que en buena medida la propia crisis exige.