Mientras algunos disfrutan del puente más largo del año, comienza también la reunión de líderes europeos convocada para este 8 y 9 de diciembre. Se trata de una reunión bastante esperada por el mercado mundial y que a pocos días de comenzar es recibida con optimismo.
Tal optimismo se refleja en diversos indicadores, como el Ibex 35, que ha reaccionado posicionándose sobre los 8.800 puntos, con un alza cercana al 1,5% y la relación precio euro-dólar, que se sitúa cercana al 1,34, la primera cifra más prometedora que la segunda, aunque la barrera de 1,34 para la relación euro-dólar, podría romperse al alza en estos días.
El optimismo nace por una parte de las noticias en Estados Unidos, donde se prevé un crecimiento modesto, pero que sería un signo de recuperación; al mismo tiempo diversos analistas norteamericanos han arrojado optimismo sobre la cita europea. Pues esperan que de ella surja un “doble rescate”, vale decir un plan de acción para la estabilización de deudas nacionales que refuerce el trabajo ya realizado.
No obstante el optimismo puede ser prematuro. Si bien todo parece indicar que el acuerdo se realizará, pues se teme que el mercado reaccione negativamente si sucede lo contrario y el mercado es el soberano en la política europea. Pero, se cierne también sobre la reunión, el fantasma de una unión europea a dos velocidades propuesta que es cada vez más popular en los países del norte. Además, más allá del acuerdo, con el que también deberá coincidir la disposición del Banco Central Europeo, su efectividad real deberá medirse con las reacciones de Grecia e Italia, a las que les espera un 2012, muy largo, con muchos desajustes internos y convulsión social.
Además España y Francia, han estado bastante quietas; pero es probable que el 2012 genere gran agitación social en ambos países; lo que muestra que además de estos acuerdos económicos generales se requiere un pacto político y social amplio, sin el cual los optimismos son exagerados. Pacto social y político, que sólo puede ser generado desde la ciudadanía y no desde la tecnocracia.