Eso es lo que ha considerado la Justicia formada por un jurado popular que ha aceptado la no culpabilidad del expresident de la Comunidad Valenciana. Sus compañeros en las lides de las que se le acusaban se apresuraron a firmar su culpabilidad y pagar. Él mismo estuvo a un tris de hacerlo, aunque en el último momento decidió enfrentarse a los tribunales.
Francisco Camps vuelve al ruedo, a darse baños de multitudes con la laureada corona de la inocencia que le acaban de conceder los ciudadanos que le han juzgado, en una comunidad en la que casi el 80% de sus habitantes son votantes del PP y que, en este caso, han dejado claro qué significa para ellos todo eso de los trajes, el bigotes, la Gürtel y simplezas por el estilo.
La Justicia es soberana y si encima emana del pueblo… qué más podemos decir. Siga este señor tan austero, como ahora pregonan los barones del Partido Popular, con su estilo de vida tan espartano y vistiendo trajes de Gucci, que ya poco importa quién se los paga, que el veredicto eso lo ha dejado muy claro.
La chulería y las faltas de respeto que este señor ha mostrado hacia el propio tribunal durante el juicio, con episodios de colegio, cuando el juez ha debido llamarle la atención en varias ocasiones, también pasan a la historia, aunque espero que en este caso, al resto de los españoles por lo menos nos de vergüenza que gente así nos represente.
A él le ha gustado mucho enfrentarse al sistema, eso va diciendo. Una se pregunta, más que nunca qué es el sistema para el Sr. Camps, quién lo compone y qué significa para él eso de enfrentarse…
Si esto ocurre con un político, no quiero ni pensar en lo que podría suceder en el supuesto caso en el que se le presumieran delitos de corrupción a alguien vinculado a la realeza.
Ay, tierra, trágame… o mejor, que sea para quien la trabaja que decían unos señores muy antiguos.
Imagen: Gente Valencia