El presidente del Gobierno Mariano Rajoy ha cerrado el encuentro internacional organizado por Bankia y el País con una serie de invocaciones a la banca en orden a abrir y facilitar el crédito. Pero además ha admitido que las reformas en las que se está empeñando el Gobierno no tendrán efecto inmediato; sino que deben considerarse pilares que sentarán las bases para el momento de recuperación de la economía. Este aspecto ya lo habíamos comentado en post anteriores y también la necesidad de realizar reformas estructurales, lo que no está en duda. Sin embargo, por una parte es preocupante la dirección de esas reformas estructurales, y por otra, que el momento actual reclama además intervenir en la coyuntura económica.
La reforma laboral ha sido oportunista y tiene una orientación marcadamente ideológica, no aporta a la creación inmediata de empleo y sienta las bases para flexibilizaciones que tienden a abaratar el mercado del trabajo. La reforma financiera, es necesaria pero no ha sido lo suficientemente profunda, pues no incorpora procesos de nacionalización de entidades financieras; por otra parte la reforma al Estado parece orientarse más al empequeñecimiento que a la modernización.
Es momento de realizar medidas que afecten a la coyuntura económica, al empleo y al consumo interno. Se requiere con urgencia que la Moncloa estrene un paquete amplio de medidas para destrabar el pago a proveedores de la administración pública y del estímulo interno a través de inversión directa.