La complicada realidad de nuestro país, con un desempleo altísimo y la cada vez más habitual precariedad laboral, ha traído como consecuencia, con datos de la primera mitad de 2013 facilitados por el Banco de España, que 35.000 familias españolas hayan perdido sus viviendas por no poder hacer frente a sus créditos hipotecarios.
La cifra contrasta con las casi 45.000 familias que vivieron la misma situación en el conjunto de 2012, lo que hace pensar que para el conjunto de 2013 el dato superará con creces el del año anterior.
Las ejecuciones hipotecarias no siempre llevan aparejadas el embargo de la vivienda por no pagar las letras mensuales, un trámite que culmina con un desahucio ordenado por el juez mediante el cual los propietarios de la vivienda son desalojados de la misma, lo que se denomina jurídicamente como “lanzamiento“.
Los datos del Banco de España señalan que hasta julio de 2013, las entidades financieras recibieron 35.098 viviendas procedentes de procesos de desahucios, de las que más de 28.000 eran la vivienda habitual de los ciudadanos desahuciados.
De esos 35.000 casos, en unos 15.000 los hipotecados entregaron la vivienda voluntariamente, mientras que cerca de 20.000 lo hicieron tras el mandato judicial, 1.311 de ellas con los propietarios en su interior, lo que requirió la presencia de agentes policiales para su expulsión.
Las daciones en pago, durante la primera mitad de 2013, supusieron un 32,3% del total de las 35.000, y al mismo tiempo, al finalizar junio del año pasado, el número de créditos hipotecarios firmados en España para comprar una vivienda ascendía a 6.560.366.
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística ha publicado hoy que en noviembre de 2013, las entidades financieras concedieron 13.933 préstamos inmobiliarios, una reducción interanual del 27,4%, y el capital prestado en esos préstamos se redujo en un 25,9% en comparación con el dato de noviembre de 2012, con una cuantía total de 1.483 millones de euros.