Tras la muerte de Emilio Botín, su hija, Ana Botín, convertida en la nueva presidenta del Grupo Banco Santander, tranquiliza a los accionistas sobre el futuro del Grupo en su primera intervención desde su nombramiento el pasado 10 de septiembre.
En esta reunión, además de rendir homenaje a su padre, Ana Botín se ha comprometido a continuar con la estrategia de diversificación geográfica y de monedas que la entidad ha desarrollado, pues, considera, que ha sido uno de los factores que ha permitido que el Santander “haya sido una de las tres únicas grandes entidades financieras internacionales que ha atravesado la crisis sin pérdidas en un solo trimestre”.
Ana Botín, muy medida en su intervención a la hora de referirse al trabajo realizado por su padre, no ha perdido ocasión para hablar sobre la razón real de la junta: la ampliación de capital para comprar cerca del 25% del capital de Santander Brasil. Además, ha pasado revista a la evolución creciente del grupo en función de los datos del primer trimestre, resaltando que se mantienen los beneficios del grupo con las cifras actuales, sin olvidar que está a punto de terminar el tercer trimestre.
En relación a la compra de las acciones de Santander Brasil, en la actualidad en manos de accionistas minoritarios, Santander ya dispone del 75% del capital y, según la opinión de su actual presidenta, la operación resultará beneficiosa para todas las partes involucradas: a los accionistas minoritarios se les ofrece una prima del 20% sobre el valor de cotización (inferior al precio de colocación inicial) y los beneficios para la matriz se traducirán en el incremento de las acciones.
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