Los titanes de la Zona Euro ya ni se plantean el saneamiento de la economía de Grecia y Alemania corre que se las pela para sortear la quiebra de los helenos y poner a salvo las cuentas de las entidades germanas que compraron deuda griega e invirtieron a lo “grande” sobre un país de la “tercera división” de la Eurozona.
Y digo bien, país de la “tercera división”, porque en este planeta al que todos pertenecemos no todos somos del mismo mundo. Ya lo pusimos de moda hace varias décadas y dejamos bien establecidas las diferencias existentes entre “primer mundo” y “tercer mundo”, en medio un “segundo orbe” que nadaba en el limbo de los ¿justos?… Lo cierto es que el modelo fue rápidamente incorporado a cualquier minúsculo aspecto de las relaciones sociales y la microeconomía. Hasta la aldea más perdida o la comunidad de vecinos más televisiva, puede mostrar a sus ciudadanos de primera o de segunda…
La Unión Europea no iba a ser la excepción, desgraciadamente. España, en poco más de 35 años, consiguió situarse entre las primeras economías de la antigua CEE. Ahora, en época de vacas flacas, nos hemos apeado algún que otro escalón, pero nada que ver con la terrible situación por la que atraviesan nuestros socios griegos y que la despiadada visión “merkeliana” de la solidaridad, el bien común y una Europa fuerte y unida han condenado aún más al “barrizal” de la bancarrota.
Por supuesto que esa política, que ya ni siquiera puede llamarse neoliberal, está hundiéndonos aún más a todos, sobre todo a quienes menos tienen. Aún así, hasta tus propios “socios” pueden ser los garantes de ese post-neoliberalismo, que nunca servirá para crear sociedades democráticas, igualitarias y sostenibles.
¡Bye, bye Greece! Nuestros socios están “malitos”, habrá que echarlos del euro “temporalmente”… ¡Pobres apestados. A la mierda el más débil…!