Cientos de personas se han dado cita al sur de Manhattan. Han decidido tomar las calles del distrito financiero de Nueva York y se inspiran en los principios de la “Primavera Árabe” y los “Indignados” españoles.
Wall Street ha sido invadido y los manifestantes están dispuestos a aguantar durante meses en una protesta sólida contra los recortes, la corrupción y la codicia. Se llaman Occupy Wall Street y solicitan “una economía al servicio de las personas”.
El hecho tiene su enjundia si pensamos que pretenden asentarse en la cuna, por excelencia, de la opulencia, la especulación y el individualismo más descarnado. Pero se encuentran reforzados por el éxito de otros ciudadanos en otras urbes: Madrid, San Francisco, Toronto, Atenas, Tel Aviv, Berlín, Lisboa…
Es un pulso a los Brokers de Wall Street y se espera que, a lo largo de los próximos días, más de 20.000 norteamericanos sigan la senda de otros países y ocupen las calles de Manhattan. Han decidido instalarse en la Gran Manzana y extender sus tiendas de campaña, sacar sus cocinas portátiles y levantar barricadas pacíficas.
De momento y como era de esperar cuentan con el respaldo y la simpatía de los indignados europeos y, claro está, del Movimiento 15-M. Ahora bien, ¿qué pasará si el Occupy Wall Street tiene éxito? ¿Qué puede pasar si, como en Madrid, los americanos hartos de la tiranía de los mercados, paralizan la plaza, en este caso las calles del distrito financiero más importante del mundo?
Todos recordamos lamentables pasajes de represión en nuestro propio país. Tal vez esta sea la ocasión para probar el “talante” humano y conciliador de la Administración Obama.