Fitch prosigue con su particular Gran Hermano sobre las entidades europeas. Ocurra lo que ocurra, la agencia de rating que no es una excepción con respecto a sus homólogas norteamericanas, continúa con el dedo inquisidor y amenaza con rebajas y más rebajas. Ahora, en ese turno al que ya nos hemos acostumbrado, le toca el turno a nuestras Comunidades Autónomas y a los Ayuntamientos. No son pocos a los que la dichosa agencia crediticia ha puesto en vigilancia negativa.
Pero vaya, que igual que en España andamos a la desesperada, por otros países de Europa no se va mejor parado. Es el caso de la vecina Francia, donde todos los informativos, hasta los de las cadenas locales, muestran la cara de poker de los principales agentes políticos del país, con Sarkozy a la cabeza y muy refunfuñado, porque últimamente parece que al perro todo se le vuelven pulgas.
En esta ocasión es un Dominique Strauss-Kahn, el que otrora fuera máximo responsable del FMI y presidenciable por los socialistas y que ha visto cómo todo se le iba al garete por su machista concepción de las mujeres y también, según opina un amplio sector de la población francesa, por conspiraciones para evitar que alcanzara la presidencia de la República.
El caso es que DSK no se cansa de vociferar últimamente, de manera vigorosa, enérgica y muy viril, que el euro se va a… al garete. Por supuesto responsabiliza a la deplorable gestión llevada a cabo entre otros por el mandatario de su propio país y por la canciller alemana.
En medio de las disputas, el Banco Central Europeo dice que ya está hasta las narices de comprar deuda soberana y que no adquiere ni una porción más. Eso sí, ofrece como medida compensatoria, algo que ha debido poner que trina a Merkel: Una inyección de casi 500.000 millones de euros a la banca europea. Con ello se debería relajar la tensión del sector financiero durante los próximos tres años.
¿Qué creen que ha pasado? Los inversores se han asustado al ver el elevado número de bancos que solicitaba la ayuda y se han puesto a vender como locos. ¡Oh, la la… C’est Magnifique! como diría Dominique.
Imagen: Rnw.nl