En buena medida fruto de la serie de ajustes que se han realizado en el sector público, la deuda española parece estancarse, según las cifras del Banco de España, se trata de una buena noticia y de un hecho inédito desde que comenzó la crisis.
Pero los ajustes fiscales están orientados a calmar las crisis de pánico de los mercados financieros. Los gobiernos de la eurozona deben, no sólo cuidar a los inversores; sino especialmente a las economías internas, que muestran señales de recesión.
Por lo tanto, se produce una situación bastante particular; por una parte para no desatar la histeria de los mercados financieros, se requiere ahorrar; pero para estimular el crecimiento, se requiere gastar y desembolsar recursos. Por lo tanto, las medidas de austeridad no deben exagerarse, es importante que no se ahorre ni en gasto social ni en estimulo a la creación de empleo, crédito y subvenciones a la mediana inversión. Pues el único camino de recuperación de Europa es la actividad.
En los próximos meses los mercados financieros y Bruselas presionaran para bajar deuda, las agencias de calificación que habían insistido también en la deuda, se alinearán con el FMI e insistirán en que hay que gastar para crecer. Por otra parte los grupos económicos detrás de las clases políticas presionarán por privatizar a bajo precio. Las decisiones que se tomen en este contexto son de carácter político y no técnico. España debe tenerlo a la vista.