Augurios de recesión surgen del nuevo gabinete. Se trata de una apuesta de interpretación técnica de los meses por venir; pero también de una fórmula política para evitar posibles expectativas. Desde cierto punto de vista, al nuevo gobierno se le permite un periodo de “luna de miel”, es decir, unos meses de puesta a prueba sin grandes críticas de la oposición política, y también sin presión de los movimientos sociales. Pero esta luna de miel tiene dos debilidades.
Respecto a los movimientos sociales, la “luna de miel” puede terminarse abruptamente si es que las propuestas de flexibilización laboral no se llevan a cabo con la suficiente participación de los sindicatos; pues por el momento la patronal presiona por el “abaratamiento del despido”, justificados en la necesidad de creación de empleo. El otro punto crítico en términos políticos, es el nivel de transparencia en la agenda económica. Sobre este segundo aspecto, se están dando ciertos pasos luego de la inicial desinteligencia de Rajoy, que en los primeros días evitaba detalles y mantenía una actitud de secretismo que inspira desconfianza.
En términos de comunicación política, lo que le resultaría más conveniente al nuevo gobierno, es mantener vocerías múltiples, donde sean los ministros del área económica los que se encarguen de presentar los detalles a la ciudadanía y con rapidez; aunque esto tiene dos inconvenientes. Primero necesita mucha coordinación entre los mismos ministros; y en segundo lugar, necesita que el presidente abandone su actitud de excesivo protagonismo. Por otra parte, también es necesario que la vicepresidenta cultive una nueva actitud de dialogo, sobretodo con los movimientos sociales, actitud que no es una de sus características más notorias.
Se puede decir, como ha afirmado Guindos, que habrá recesión y que es difícil presentar pronósticos más allá de seis meses; se puede decir, porque el nuevo gobierno está de luna de miel; pero es una situación temporal, es necesario que el nuevo ministro no se acostumbre a estos análisis a medias.