El nuevo presidente de España, Mariano Rajoy, no ha querido -o no ha podido- evitarlo y se ha rodeado de un gabinete tan previsible como apegado a la ideología y leales al “régimen”. El líder ha creado su propia guardia pretoriana y ha premiado la fidelidad y la lealtad, como algunos viejos estadistas desquiciados y maníacos de otros tiempos.
No quiero yo decir con esto que D. Mariano necesite una pastillita, ni muchísimo menos. Al contrario, creo que está muy en sus cabales y que sabe bien lo que hace. Lástima de aquellos que aún no se hayan enterado de lo que el presidente quiere y desea hacer o de los que hayan olvidado por qué el mundo está ahora como está y a qué modus operandi obedecen los mercados, convertidos de buenas a primera en tiranos de nuestros derechos, como si fuesen un ente etéreo y sobrenatural que no posee nombre ni rostro.
Pues no hay que escarbar mucho, porque uno de esos nombres y esos rostros es el de Luis de Guindos, nuestro nuevo ministro de Economía. En él y en el titular de la cartera de Defensa, Pedro Morenés, se concentra el ala más dura y la cara más neoliberal del nuevo gobierno.
En Economía el mayor responsable en España de Lehman Brothers, el monstruoso holding financiero norteamericano que se llevó por delante al mundo entero con su quiebra a causa de las hipotecas basura. En Defensa el director ejecutivo de una empresa de fabricación y venta de armas y ex consejero de otra que se dedicaba a la bonita labor de producir bombas de racimo y que la pasada primavera, según destapó un diario económico, reclamaba al Gobierno de España una indemnización de 40 millones de euros por prohibir las bombas de racimo.
Preciosas credenciales para respaldar el ideal de Rajoy y sus 13 discípulos… Raro será que los ciudadanos de a pie y los pequeños empresarios no acaben siendo el aperitivo de esta singular “última cena”… ¿Quién será Judas?
Imagen: El Periódico