Las bolsas son organismos privados, su objeto es facilitar las transacciones de valores al interior de un país o región. La propiedad de las bolsas se distribuye en acciones, y funciona del mismo modo que cualquier otra empresa, es decir, que el control de la misma depende de la cantidad de acciones de las que un usuario sea propietario. En la práctica, las acciones de las bolsas tienen un alto precio y acceden a ellas generalmente sólo los grupos económicos.
Al interior de la bolsa acuden empresas necesitadas de capital, que capitalizan precisamente poniendo sus acciones en bolsa. Las acciones representan un porcentaje de propiedad de la empresa y por tanto de participación en el control de la misma y de su rentabilidad. Por otra parte a la bolsa acuden inversores o ahorristas que inyectan capital a las empresas a través de la compra de acciones. Además, las bolsas funcionan con agentes que intermedian las transacciones. Cada bolsa tiene parámetros distintos para fijar quiénes pueden intermediar transacciones, pero un criterio bastante extendido es que participen como agentes, quienes tienen propiedad de acciones de la bolsa.
Los estados también participan en las bolsas, a través de bonos de deuda soberana, que funcionan de manera similar a las acciones, es decir, un bono representa un porcentaje de propiedad de la deuda de un estado, y por eso mediante la compra de un bono de deuda un accionista se hace acreedor del estado. A su vez el bono permite a un Estado incorporar capital, y al inversor rentabilizar mediante los intereses de la deuda que se establecen por lo general de manera variable a través de la prima de riesgo.