Claro que entonces no sabía que se llamaba piratear, ni muchísimo menos, pero anda que no me “bajé” canciones de Abba, Michael Jackson, Umberto Tozzi, Pink Floyd y hasta Camilo Sesto, Los Chichos y Betty Misiego. Y quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Pero por aquel entonces, preadolescentes curiosos y alocados, la única forma que teníamos de conseguir “lo último” musicalmente hablando, era esa.
Recuerdo cuando colocaba mi cinta virgen dentro de la pletina de mi radiocassete y dejaba el botón del rec pinchado, mientras en la radio había sintonizado una de tantas emisoras de radiofórmula, a la espera de que el locutor de turno no le diera por fastidiarme la canción y hablara en medio del éxito del momento o hiciera una presentación muy larga o cortase el tema antes del final. ¡Menudo cabreo! Otra vez a rebobinar y a dejar la cassette preparada, a veces durante interminables días, hasta que pudiese cazar el exitazo completo y sin problemas. Vaya mezclas, antesala de los modernos dj’s, que me hacía con mi equipillo. Y ahora que no me digan que yo era la única en todo el mundo que usaba esa técnica, porque en ese caso me atribuyo el honor de ser la inventora de los recopilatorios y los discos de éxitos del verano.
Sin embargo parece que la piratería ha nacido hoy y que el mayor delincuente del mundo es ese señor que ha salido hoy en la tele, por cierto sin chaqueta ni corbata, con pinta hasta un poco friki y cara de treintañero que come hamburguesas frente al ordenador, en la misma habitación que sus padres le decoraron cuando iba al instituto.
No hablamos de los miles de billones que roban entre todos los pijos, magnates, banqueros, gobernantes y hasta miembros de la realeza que copan diarios y medios de comunicación. El daño a la sociedad se lo hace Megaupload y las páginas de descarga… Daño a la propiedad intelectual… tal vez, pero mi mayor propiedad intelectual es mi propio cerebro y mi propia dignidad y esa me la están machacando cada día y los delincuentes quedan impunes. Ahora resulta que soy una criminal porque descargo música o series o películas… Uff, no sé qué nombre tendremos que ponerle entonces a quienes directamente roban el dinero de los ciudadanos.Ustedes dirán.