Para nadie es una sorpresa que la imagen de las agencias calificadoras se ha deteriorado mucho en los últimos tiempos a propósito de sus pronósticos y diagnósticos; aun cuando, se les sigue tomando en cuenta en forma exagerada, particularmente en Europa. Si bien todos los expertos y muchos líderes políticos han manifestado su actual desconfianza con este tipo instituciones, poco se ha hecho para variar la manera de recibir sus resultados, o incluso diseñar otro tipo de institucionalidades.
Las agencias diagnosticaron mal durante un buen tiempo, lo que explica en cierta medida la crisis, volvieron a diagnosticar mal al comienzo de la misma; y actualmente sobre reaccionan especialmente con los países europeos. Pero parece que el tiempo en que estas instituciones podían actuar con irresponsabilidad, ha comenzado a acercarse a su fin. En Italia, un juez de Triana ha iniciado un juicio a estas agencias, comenzando por los responsables locales de S&P, a quienes se les acusa de utilizar información impropia, mal uso de informes privilegiados y utilización deshonesta con el fin de ayudar a ciertos intereses en la especulación bursátil.
Probablemente este juicio no acabe con la institucionalidad de estas agencias; pero se trata de un hecho que Europa debe registrar; pues es necesario tener procesos de regulación sobre la información técnica de este tipo de agencias, e incluso una agencia europea; de modo que las ineficiencias del pasado puedan controlarse más eficazmente.