De esto se trata justamente el actual recorte presupuestario, al menos con las cifras que ha entregado el Gobierno sobre el déficit 2011, del 8,5%. Si bien, esta cifra ha generado toda clase de suspicacias, ahora que se ha hecho oficial, no sería lógico seguir dudando de la misma; sobretodo porque el PSOE ha hecho silencio y el silencio otorga. Aunque evidentemente las cifras estaban claras con anterioridad y se transparentaron sólo con las presiones de Bruselas. Pero ante esa cifra oficial y con la actual contracción que implicará un crecimiento negativo para el 2012 se produce un fenómeno complejo; por una parte, el Estado español tendrá menos ingresos vía impuestos, porque el crecimiento será menor; y además deberá recortar varios miles de millones de euros más de lo que se esperaba en Noviembre, si esta cifra de recorte llega al 5,3% no hay posibilidad de que la Educación y la Sanidad española no se toquen como prometió el Gobierno.
Por tanto, lo quiera el gobierno o no, si realmente le interesa no recortar en sanidad y educación, tiene tres frentes de medidas que adoptar y es de esperar que lo haga con sensatez.
Por una parte, será necesario forzar al máximo las relaciones con Bruselas, para mantener una meta de déficit superior al 5,3%. Este frente es más bien político; pues la afinidad ideológica de los gobiernos español, francés y alemán, podría romperse con las elecciones de Abril, y especialmente a Alemania le conviene reforzar las lealtades de quienes ve cercanos ideológicamente que es el caso de Rajoy. Es una oportunidad para medir si el oportunismo y la política de gabinetes son sólo un gusto personal o un atributo de Rajoy. En segundo lugar, hay un frente técnico en el que el gobierno no ha mostrado demasiado hasta el momento y que se relaciona con el crecimiento. Por el momento todas las previsiones de la ortodoxia económica, muestran que el crecimiento será negativo, que el empleo disminuirá, y también los recursos públicos. Por tanto es momento de estrenar novedades en la gestión económica que rompan la ortodoxia ideológica, cualquier decimal que se gané en estos indicadores marca una gran diferencia. Finalmente será necesaria una nueva alza de impuestos, aunque sería contraproducente subir el IVA o el IRPF, que castigaría a la población en general, por lo cual esta subida de impuestos debe focalizarse en las grandes fortunas y transacciones. Si el gobierno actuase con astucia, debería implementar estas medidas en el mismo orden, e incluso le traerían algún provecho político, en un ambiente social que está candente con la reforma laboral, los recortes y la falta de empleo.
Algunas de estas medidas probablemente no sean gratas al PP, pero en el manejo de esas ingratitudes se muestra muchas veces la madera de un gobierno. Además, si las medidas no se emprenden, definitivamente el presupuesto no alcanzará para sanidad y educación.