Milton Friedman el padre inspirador del neoliberalismo moderno, escribía una carta en 1975 al general Pinochet, dictador chileno en ejercicio. En esa carta le entregaba algunas recomendaciones para la transformación estructural de la economía. Las medidas más importantes eran la reducción no selectiva del presupuesto fiscal en un 25%, la reducción de empleados públicos, la liberalización de la tasa de cambio y la privatización de una gran cantidad de empresas privadas. Son medidas que parecen hoy demasiado frecuentes en el programa de Merkel. Además, Friedman definía esto como una estrategia de Shock.
Unos tres años más tarde, Michel Foucault dictaba un curso en el Colegio de Francia, donde analizaba las políticas neoliberales y entre otras cosas llegaba a una conclusión de la máxima actualidad: este tipo de políticas golpean tan fuertemente a la ciudadanía que sólo pueden ser implementadas presentándose comunicacionalmente como respuesta a una situación de adversidad, es decir, una guerra, una dictadura, una crisis política o económica generalizada. De lo contrario, la ciudadanía no llega a aceptar el shock.
Esto muestra un elemento clave de la actual transformación europea. La clase política requiere y usa esta crisis para llevar adelante una transformación estructural completa a nivel económico y social en Europa, o al menos está intentando hacerlo. Por esa razón es importante el papel de los movimientos sociales ante la crisis. El principal impulsor de este tipo de reformas es Alemania, seguido por Francia. Pero ambos países tiene elecciones ad portas, y nada hace pensar que las coaliciones de gobierno se vayan a mantener. Por tal razón, los movimientos sociales sobre todo en esos países pero también en el resto de Europa deben resistir el golpe e intentar frenar las reformas económicas estructurales; y a la vez llegar a acuerdos políticos con las coaliciones de oposición que permitan un pacto social de cara al 2014 y que elimine definitivamente esta liberalización de la economía. En España es más difícil; pues la actual oposición cedió y participó en el programa de Berlín; a la vez, es necesario estar conscientes de que se trata de un enfrentamiento ideológico.