El paso siguiente no se concretará de forma inmediata; pero probablemente ya esté en la agenda de los planificadores europeos. Se trata de la implementación de sistemas de capitalización individual de manera generalizada. Lo más probable es que comience con las pensiones, pues se trata de un tema que comunicacionalmente ya se ha estado presentado como un problema inminente. El funcionamiento es interesante, se extiende el sistema de cotización privada al 90% de la población, con ello se produce un fondo de liquidez financiera importante. El caso de Grecia es atractivo; pues si bien se trata de una economía relativamente pequeña, cuenta con una fuerza laboral de unos 5 millones de trabajadores. Esto significa que para el mercado de cotizaciones individuales ya resulta interesante; pues se trata de unos 4 millones de accionistas eventuales, tomando en cuenta que una vez estabilizada la situación, lo ideal para estos mercados es mantener un porcentaje cercano al 8% de desempleo.
Usualmente un grupo de agentes reducidos se hace cargo de la administración de estos fondos, los que entregan liquidez financiera al mercado privado y posibilidades de inversión, pues todo lo que iría a la seguridad social, va a una administradora privada quien puede administrar, y rentabilizar el dinero de los cotizantes por periodos superiores a los treinta años. En definitiva, todo lo que un ciudadano cotiza para su fondo de pensión, va a parar a una administradora que lo invierte por más de treinta años hasta la jubilación del cotizante, es decir, un excelente negocio para estos grupos controladores, que tienen acceso a flujo de capital, sin necesidad de préstamos o capitalizaciones en bolsa. Para el ciudadano, por el contrario, el negocio es más dudoso.