Son sistemas que remplazan los sistemas tradicionales de provisión de las necesidades sociales como la educación, la salud o las pensiones. Se trata de una de las propuestas más extendidas en términos económicos del programa liberal.
Existen sistemas de capitalización individual en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica; aunque con formatos distintos. En Europa, hasta el momento se trata de sistemas voluntarios que se asumen como complementarios a los sistemas de seguridad social del Estado. Lo mismo sucede en algunos países latinoamericanos, con modificaciones. Pero en los países donde el programa neoliberal se ha implementado radicalmente, se trata de sistemas obligatorios, sin participación del Estado, o con una participación marginal de carácter asistencial y dirigida sólo a la población en límites muy bajos de pobreza.
Los efectos económicos son importantes; pues implica que los grupos que manejan estos fondos tienen acceso a grandes flujos de capital con los que pueden invertir y rentabilizar. Por lo tanto, una vez implementados estos sistemas en el mediano plazo generan un crecimiento del PIB y de la economía interna, especialmente bursátil. Pero tienen devastadores efectos sociales; pues se elimina el concepto de derecho social, y elementos como la salud o la educación pasan a ser bienes de consumo masivo. Por otra parte, la experiencia muestra que estos grupos tienden a concentrarse y fuera de dos o tres casos puntuales se trata de grandes conglomerados económicos muy acotados, y no, por ejemplo, de cooperativas de cotizantes extendidas en número y con diversificación en la inversión, o inversión en industria, o en la llamada economía real. Por lo cual la inversión de estos grupos se concentra en el mercado bursátil y financiero, teniendo efectos adversos en el empleo. Otro de los efectos sociales es que generan grandes procesos de desigualdad en la población; pues ya no existen sistemas sociales integrados y susceptibles de planificación; sino unidades de negocios atomizadas con desempeños dispares y con una baja calidad en los servicios que recibe la población.
El impacto en la estructura estatal es alto; pues el estado debe desprenderse de gran parte de su aparato administrativo y además deja de percibir impuestos, pues ya no tiene a cargo los servicios del sistema social; pero esto no repercute en el desembolso de la población; pues usualmente los sistemas de capitalización individual resultan más caros que su equivalente en impuesto.