El carry trade es una técnica de inversión que los grandes inversores practican continuamente. Se trata de financiarse a bajo costo, con un crédito de bajo interés; para luego invertir el capital obtenido en valores o instrumentos con una mayor rentabilidad. Es decir, es equivalente a pedir dinero prestado a un vecino hasta fin de mes, sin intereses o cambio de una botella de vino de regalo, y luego tomar ese dinero y prestárselo a otro vecino, pero con intereses. Negocio redondo, pedir para prestar. Evidentemente es un buen negocio para el intermediario, no para quien le presta, ni tampoco para quien finalmente ocupa el dinero.
Es interesante repasar este concepto, ahora que el BCE, ha prestado a cerca de 800 bancos un capital cercano al medio billón de euros, por tres años a un interés del 1%. Pues ese dinero se destina a tres focos principalmente. El banco destina en primer lugar a refinanciar sus propias deudas, en segundo lugar a prestar a particulares con intereses que pueden rondar el 20% anual, y finalmente a comprar deuda soberana; en este caso, además, de países europeos especialmente España e Italia, con primas de riesgo elevadas, lo que quiere decir con muy buenos intereses anuales.
Muchos expertos coinciden en la inconveniencia de que el BCE compre deuda en forma directa, por motivos inflacionarios. Pero esta inconveniencia crea un círculo muy interesante. Los Estados miembros financian al BCE según demografía y PIB; el BCE, por su parte, financia a los bancos con un bajo interés; finalmente, los bancos compran deuda y financian a los Estados, pero en este caso el interés no es bajo; las conclusiones son evidentes.