China es uno de los gigantes de la economía mundial. Es cierto que buena parte de su desarrollo económico es cuestionable porque no va aparejado un nivel de desarrollo social acorde; sin embargo una de las claves económicas del desarrollo chino ha sido la adaptabilidad y la capacidad de previsión.
Actualmente el gobierno chino en asamblea general revisa el modelo económico. Si durante la década de los noventa China realizo un gran vuelco sumándose en política monetaria a los procesos de globalización económica, hoy pretende dar un nuevo giro desarrollando la economía interna; pues la gran capacidad exportadora del gigante asiático en un contexto de recesión general se puede transformar en una carga. Tiene, en todo caso, de dónde echar mano; pues el mercado interno chino por su demografía implica un peso gigantesco en términos de volumen y el desarrollo consecuente de un mercado interno puede significar un proceso de expansión económica para los próximos 15 años.
Si bien, el modelo chino tiene múltiples diferencias y debilidades, al menos la capacidad de proyección es un elemento en el que Europa puede fijarse. Por lo demás la iniciativa de revisar las bases del modelo económico puede ser justamente una de las claves para la restructuración económica de Europa.