Hoy todos los periódicos internacionales destacan con titulares bastante contundentes, los resultados electorales de las autonómicas en Andalucía. Al sur de Despeñaperros, los andaluces han dejado a Javier Arenas con un palmo de narices, negándole el trono de la Junta de Andalucía.
El espectacular avance de IU ha roto con la España bipartidista que desde hace años se potencia y que en los últimos comicios autonómicos, en los que no participaba la Comunidad de Andalucía, casi obligaban a elegir entre PP o PSOE. Entonces, con una fabulosa abstención, el mapa de las comunidades se tiñó de azul, mostrando la victoria de un PP que, ahora se había propuesto como colofón colocarse Andalucía por montera.
Durante toda la campaña electoral, los líderes de los populares, con Arenas como candidato a la cabeza, han olvidado que dar por hecho en política puede ser un grave error. Rajoy, Cospedal y el mismísimo Javier Arenas ya se veían tocados por el dedo de dios, como afortunados cruzados que reconquistaran para España la moruna Al-Andalus.
A pesar de nuevo de una tremenda abstención que indica el grado de aburrimiento y descontento de miles y miles de ciudadanos, la izquierda ha dado un vuelco a las urnas y un bofetón a Arenas. Claro que, en buena parte, también le debe el sopapo a la política que su jefe está aplicando en toda España, a la que Andalucia no ha querido dar su respaldo, al negarse a formar parte de una España, tan grande y tan libre.
Imagen: El País