Las crisis tienen muchos efectos, uno de los más importantes son transformaciones en los mercados de consumo; y son precisamente estas transformaciones las que pueden aprovechar los emprendedores creativos y que estén dispuestos a sondear los nuevos comportamientos de consumo.
En primer lugar las cadenas de proveedores. Las crisis de consumo exigen bajar precios para ser competitivos, lo cual es imposible si las cadenas de distribución mantienen los precios. Esto implica que una verdulería por ejemplo, que compra sus productos desde una cadena de proveedores, para revenderlos, necesariamente paga los costes adicionales de esa cadena y debe traspasarlos a sus propios clientes. La mejor manera de bajar precios de manera estructural, es saltarse la cadena de reventa y que la verdulería pueda abastecerse con los productores o sus cooperativas de gestión, esto usualmente no se hace porque la verdulería no conoce esos lugares de producción o prefiere delegar la gestión. Pero para un emprendedor que quiera aprovechar el contexto, el desafío es precisamente cambiar su modelo de gestión y orientarse a saltar los costes adicionales.
En segundo lugar aprovechar el plus valor de la elaboración. El ejemplo más sencillo es el de un bar que compra las patatas envasadas, peladas y picadas; si al contrario, las compra a granel, las pela y las pica, lo que hace es absorber el plus valor de ese proceso y, o baja sus precios manteniendo la rentabilidad, o mantiene los precios elevando la rentabilidad. La verdulería puede aplicar el proceso inverso, en vez de vender una lechuga entera; puede venderla, lavada picada y envasada por porciones, lo que implica aprovechar el precio de la elaboración.
En tercer lugar, las economías de escala. La pregunta es vender poco con un buen margen, o vender mucho, con poco margen. Las elaboraciones masivas implican la reducción de costos generales y la posibilidad de bajar los precios. Pues tiene el mismo coste prender el horno para hornear un pan o para seis.