El anuncio del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de recortar otros 10.000 millones de euros de las cuentas de 2012, esta vez socavando pilares fundamentales del Estado de Bienestar, como son la Educación y la Sanidad, no ha hecho más que avivar el debate sobre las dudas alrededor de la situación de España, cada vez más reflejada en el espejo de Grecia.
Las quejas llegan también desde sectores que critican la imprecisión con que Rajoy ha anunciado la noticia a través del ministerio de la Presidencia, sin concretar más que la cantidad que pretende ahorrar con la nueva reforma y que las medidas entrarán en vigor a partir de la próxima semana. Sin embargo, el presidente del Gobierno sí se ha molestado en que quede bien claro que los contenidos del Programa de Estabilidad 2012-2015 y el Programa Nacional de Reformas de España para 2012 serán presentados a la Comisión Europea este mismo mes.
De nuevo suena a que los españoles volveremos a enterarnos de nuestros asuntos económicos desde Alemania o Bruselas, como viene siendo ya habitual en las grandes decisiones referidas a la economía nacional y que se interpreta como un sacrificio del control de nuestras cuentas en favor del concepto económico-político de la cancillería alemana, como medida para intentar atajar el peso de la desconfianza de los mercados a pesar de los suculentos tijeretazos con los que Rajoy no duda en cercenar una y otra vez el Sistema Público español.
En este sentido, los sectores más críticos del país no dejan de ver el extremado paralelismo de España con la suerte que ha corrido Grecia, desde antes de su primera intervención, cuando aún se decía que el país heleno no iba a necesitar la ayuda de Europa para sanear sus cuentas. A pesar de ello, la realidad helena se ha transmutado con un tortuoso proceso de venta e hipoteca sobre todo lo griego, que ya hace absolutamente imposible la recuperación del país y ante lo que el FMI no ha dudado en anunciar que aún siguiendo los duros dictados, Grecia aún puede ser sacrificada.
El Ejecutivo español continúa su senda, intentando satisfacer los delirios de la ‘Eurozona-Germánica’ y emprendiéndola a hachazos con el sector público, iniciando el camino hacia la privatización de España, a pesar de constatar que por mucho que recorte, los mercados siguen impasibles en un acoso especulativo sin cuartel.
Imagen: El oro de los dioses