Y Cristina Fernández cumplió su promesa. Hasta el momento de anunciar que nacionalizaba la petrolera, mantuvo la boca cerrada a pesar de las amenazas “patrioteras”, según un calificativo usado por la propia presidenta de Argentina, del Gobierno español. Hizo oídos sordos al verbo más propio de posturas neocolonizadoras, que de representantes de un país democrático y que respeta la soberanía de otros pueblos sobre sus propios recursos.
Pero las palabras del Gobierno de España en todo este asunto sobre Repsol e YPF tiene varias lecturas. Desde que el ministro Soria abriera la boca y a continuación, ya con la política argentina consumada, también lo hayan hecho el ministro de Asuntos Exteriores o la Secretaria General del PP, María Dolores de Cospedal, como si ella misma se tratase de un miembro más del Ejecutivo, no pocas voces se han venido preguntando por qué se está trantando el asunto como un alto problema de Estado.
La razón puede ser tan simple como táctica. Al Gobierno del PP, con su presidente Mariano Rajoy a la cabeza, le está viniendo de maravillas la cortina de humo del petróleo de YPF, para intentar solapar asuntos que al conjunto de los españoles le son de muchísimo más interés y que sí que suponen un impacto serio y a tener en cuenta en el presente y el futuro de España.
Mariano Rajoy, no directamente porque ya sabemos que él no se está caracterizando por sus apariciones públicas, está tratando la historia de Repsol como si se estuviera produciendo un conflicto entre españoles y argentinos y no es así. Repsol no es España si no una multinacional con participación mayoritaria en YPF, que cotiza en bolsa y que reparte suculentos dividendos entre inversionistas privados.
Al margen de ello, habría que exigir que con tanto cabreo la suma de lo que Repsol paga a España en concepto de impuestos se hiciera pública, para que los españoles pudiésemos constatar ese capital millonario que supuestamente tanto nos afecta o si, por el contrario, el dinero de Repsol, como el de tantas multinacionales, descansa apacible y lejos de las manos del populacho, en paraisos fiscales oportunamente elegidos.
Pero claro, con la que le está cayendo al pueblo español, a punto de llegar a los 5,6 millones de parados, con 10.000 ciudadanos engrosando la bolsa de emigrantes al mes, con miles de familias desahuciadas, sin casa, sin trabajo, con el sistema público de Enseñanza y Sanidad denostado a dentelladas, con un plan de privatizaciones muy distinto del concepto “nacionalizador” usado en Argentina con YPF, con un país que no remonta ni con el sacrificio indigno al que le obligan sus gobernantes, con un Rey que se larga a cazar elefantes por 50.000€ y un yerno que hacía negocios de todo tipo, con alcaldes “populares” que olvidaron ingresar 300.000€ de IVA por vender sus pisitos… etc, etc, etc. Lo dicho, la cortina de humo del petróleo de YPF le viene a Rajoy que ni anillo al dedo para desviar el foco de atención sobre una forma de gobernar que está siendo cuestionada por millones de españoles.
Por cierto, como decía alguien en las redes sociales, intenten llenar el depósito en una gasolinera de Repsol y digan que se lo descuenten de su parte de la empresa, a ver qué pasa. Ah y no olvidemos que existen más empresas españolas por allí (Telefónica, Santander, BBVA…), así que dejemos de hacernos los gallitos no sea que al pollo se le vean las plumas.
Imagen: Deia