Con esta sigla se designa el Impuesto sobre la renta de las personas físicas que forma parte importante del sistema tributario español. Este impuesto tiene algunos principios claves, en primer lugar se realiza en forma periódica, por periodos anuales, grava las rentas de las personas, toma en cuenta algunos aspectos como capacidades físicas, y se incrementa de manera proporcional sobre la base de rentas que una persona percibe. Del mismo modo grava de manera distinta estas rentas según la fuente de procedencia de las mismas.
Están obligados a tributar este impuesto todos los residentes en territorio español que perciban rentas como persona natural, y que se obtenga como producto de su trabajo, participaciones en sociedades y renta de inmuebles, entre los ítems tributables más importantes. En el caso de los contribuyentes que reciban rentas por actividades en el extranjero, es necesario consultar en forma específica según el país y el tramo de rentas; pues se busca evitar tanto la doble tributación como la evasión, a partir de una serie de normativas específicas que varían según el país.
Se trata de un impuesto que fija tramos de renta y proporciones impositivas que van desde el 0% hasta el 47%. De este modo, es necesario que el contribuyente tribute según los montos brutos anuales de renta. El tramo exento del pago de este impuesto es el que tiene un máximo de 9050 euros brutos anuales.
Desde hace ya algunos años, la Agencia Tributario Española pone a disposición de todas las personas físicas que no se encuentran dentro de ese tramo exento, y por lo tanto tienen que realizar la Declaración de la Renta, una herramienta digital para ayudar a rellenar y entregar el borrador, conocido como Programa Padre. A través de este programa podrás presentar la declaración del IRPF de forma telemática, sin necesidad de ir a ninguna oficina de Hacienda.