Ni el G8 pinta nada, ni Hollande consigue un viraje de la economía, ni el mismísimo Obama hace sombra a la canciller Angela Merkel. En estas, el presidente de España, Mariano Rajoy, ha corrido que se las pela para que la ‘profe’ le revise las tareas y le ajuste la nota. Miedo me da cuando el primer mandatario español abra la boca de cara al próximo viernes.
¿Catastrofista? Pues ya me dirán. Rajoy ha dejado claro que iba a entrevistarse con Merkel, pero que no iba a pedirle nada… ¿y para qué iba? ¿Historia de Amor? Sí, pero de amor económico, entre neoliberales, donde Rajoy ha decidido adoptar ese papel de sumiso-pasivo, ante una canciller dominante y dispuesta a darnos lo nuestro.
Una vez allí dará igual lo que digan los demás, el presidente español vendrá con la lección aprendida y de nuevo intentará hacer todos los méritos para caer bien a su profesora, quien dictará nuestra política desde Alemania, aunque eso suponga descabezar a sus paisanos. No sé qué espera obtener a cambio Rajoy de esta extraña pareja que está formando con Merkel. Aznar acabó dando clases en Georgetown, aunque no supiera inglés. ¿Se imaginan a Rajoy dando conferencias sobre el queso de tetilla en Berlín?
Todo es posible, aunque sinceramente espero que por lo menos nunca se reuna con la teutona en Hendaya.
Imagen: Todovigo