Los datos de Eurostat han puesto hoy, nuevamente, a cada uno en su sitio. En la Europa de la ‘unión’ todos no somos iguales. A pocos se les escapa ya que cuando nos intentaron vender las bondades del euro, a quienes consiguieran vendérselas, nos mentían descaradamente. Presentaban la cara de una Europa unida e igualitaria, donde cada socio vería reforzado su status, en una especie de Estados Unidos de Europa, con libre circulación de mercancías y personas, con respeto entre los pueblos, con ayuda para quienes necesitaran un empujoncito, con un marco legal que amparase y fortaleciese derechos civiles y una economía sana y fuerte que apoyara un sistema basado en la solidaridad y la justicia.
Hubo quien se lo creyó y quienes obligaron a que se lo creyeran. De todo hubo. También quienes avisaron de movimientos oscuros e interesados a favor de las economías más pudientes, en clara apuesta por políticas neoliberales y que poco tenían que ver con el reparto de la riqueza y los conceptos de equidad.
Hoy la bofetada de realidad nos apabulla y sólo con analizar las cifras de parados el cuerpo se va haciendo a la idea de lo que hay detrás de la Unión Europea, de la moneda única, de la rimbombante palabrería que deja tantos huecos y vacía los contenidos de conceptos indispensables para una sociedad justa y sana, apta para todos.
Baste con analizar los porcentajes de paro para ver cómo se ha ‘equilibrado’ cada balanza y cómo se han ‘igualado’ los estados miembros: Austria-4.o%, Holanda-5.0%, Alemania-5.6%… Y así se sucede la escalada que llega a auténtico ‘alpinismo’ cuando se pasa al bando de los que forman el llamado Club de los PIGS: Portugal-15.3%, Grecia-21.7% y España-24.1% y subiendo.
Es la semblanza de una Unión Europea de la disparidad, con inmensas brechas que separan a unos estados miembros de otros y con un grupo, encabezado por Alemania y el más aciago concepto económico, desde la que parecía ya vetusta II Guerra Mundial, y que nos devuelve aires de una Europa divida entre países ocupantes y brutalmente ocupados. Realmente todo un paradigma económico.
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