Que Europa no lo tiene claro no es algo que vayamos a descubrir hoy. Para quienes tengan duda, sólo deben echar una ojeada a las últimas rachas electorales del viejo continente, cuyos resultados se han visto más que matizados por la crisis que apalea a los europeos y el desconcierto que les produce la pérdida de los privilegios que nos había otorgado el Estado de Derecho.
En medio de una vorágine recortadora, impuesta por la locomotora alemana y los dirigentes del FMI y el BCE, las heridas de la crítica situación comenzaron a gangrenarse, supurando situaciones de una miseria por muchos olvidada en Europa.
Hasta entonces, la Europa del Este era la única sacudida por una economía deprimente, de la que se culpaba sin pudor a la antigua Unión Soviética. Hoy, con la URSS como un fantasma del pasado al que ya no se puede echar la culpa de nada, la Guerra Fría ha vuelto para que dos Europas se despedacen en medio de una jauría de poder, ambición y dinero que, de no mediar hambre, desahucios y suicidios de por medio, formarían parte de la trama de una bananera telenovela.
Los electores dan bandazos. En España, donde gobernaron socialistas, varapalo y cheque en blanco para la derecha de Mariano Rajoy. En Francia, donde gobernaron conservadores, varapalo y cheque en blanco para François Hollande. Y en Grecia… ¡Virgencita, nos quedamos como estamos! Es obvio, en Europa o no lo tenemos claro o nos gusta la Yenka.
Imagen: El blog salmón
Asesoria Madrid says
En lo que nos ha llevado hasta aquí, esencialmente, ambas (derecha e izquierda) están de acuerdo. Los recortes le vienen genial a la Locomotora Alemana, ahorraremos para comprarles a ellos, y no pasa nada, el problema es que ya no sabemos que hacer con tanto universitario aspirante a funcionario, hemos creando un entorno desarrollado con su industria deslocalizada. Y ahora que, universitarios sin ganas de emprender, masa de extranjeros que ya no tienen donde trabajar, y ni un solo politico que guie al pueblo hacia un futuro mejor.