No cabe la menor duda sobre el giro que los franceses han querido dar a la forma en que se ha dirigido el país durante los últimos años. Hollande ha encabezado un proyecto que ha terminado por arrasar en las legislalivas, con una victoria para los socialistas que no se conocía desde tiempos de François Miterrand.
La formación del expresidente Nicolas Sarkozy, quien además empieza a verse más que implicado en ciertos escándalos de financiación ilegal de su partido, se ha derrumbado con el claro revés que los franceses han propinado a la política seguidista de las tesis de recorte y austeridad propiciadas por Alemania.
Ahora el presidente François Holland recibe casi ‘carta blanca’, al verse respaldado con el 54% de los escaños de la Asamblea. De los 577 easientos en juego, el partido socialista se ha hecho con 314 y con la posibilidad de aplicar un programa electoral con el que fue capaz de ilusionar a los franceses y a buena parte de Europa, que vieron en sus planes económicos una cortapisa a las tesis opresivas de Angela Merkel.
El rechazo a la ultra derecha se ha visto reforzado también con la exclusión de Marinne Le Pen de la Asamblea, aunque el Frente Nacional vuelve a la cámara, su representación se ha quedado en tan solo 3 escaños y Le Pen ha anunciado que solicitará el recuento para intentar conseguir su silla de diputada.
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