Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha decidido no intervenir en los mercados, tal y como reclama el Gobierno español, para contener la crisis de la deuda. En su lugar, piensa que lo imprescindible para conseguirlo es que todos los líderes europeos logren la creación de una “unión bancaria”, que estabilice la situación económica y reduzca la prima de riesgo.
Draghi ha advertido que el BCE no está para suplir la inactividad de los políticos. “¿Puede el Banco Central Europeo llenar la falta de acción de los gobiernos nacionales en el crecimiento económico?”, se preguntaba el dirigente. “La respuesta es no”, contestó inmediatamente.
Era la respuesta al eurodiputado del PP, Pablo Zalba, al quejarse de que «los mercados están castigando exageradamente y de manera injustificada a algunos países que son solventes y están actuando con responsabilidad».
Ante el parlamento europeo ha manifestado que «se necesita un mecanismo creíble para la recapitalización de los bancos de la zona euro y la mejora de la supervisión a fin de abordar los desafíos económicos que enfrenta la región», porque estamos en una nueva fase en la que España necesita ayuda, debido al coste de su deuda y a la situación de su sistema bancario, y hay que limitar los peligros de contagio.
El mes que viene hay una reunión importante en la que se va a intentar que Europa esté más compenetrada. Para Draghi, esto se conseguirá con un sistema europeo de garantía de depósitos, un fondo de resolución para liquidar las entidades sistémicas y una mayor centralización de la supervisión bancaria.