Nos acostábamos ayer con la noticia del registro que la policía judicial francesa estaba practicando a la casa del expresidente de la República, Nicolas Sarkozy, en busca de pruebas que avalen la teoría de la financiación ilegal de su campaña para las presidenciales de 2007.
Al parecer, el marido de Carla Bruni, podría estar involucrado en un escándalo sin precedentes y haber aceptado dinero de la mujer más rica de Francia, Liliane Bettencourt, dueña también de L’Oreal. Supuestamente, la rica señora pudo recibir la visita del entonces candidato, a quien podría haber entregado 150.000 euros que habrían servido para sufragar los gastos de su partido para las elecciones en las que se convirtió en presidente de Francia.
En el Reino Unido, en pocos días y uno tras otro, van cayendo las cabezas visibles del escándalo Barclays y la manipulación de los tipos de interés interbancarios y, ahora, todo parece apuntar al mismísimo Banco de Inglaterra.
Son tan solo dos ejemplos de una pandemia que azota al mundo y de la que en España sabemos mucho. Hoy tenemos en ascuas los banquillos donde se sientan tonadilleras, yernos de majestades, gobernantes, jueces… bueno, en el banquillo no siempre, qué más quisiéramos…
Lo malo es que en nuestro país seguimos teniendo la idea de que aquí nunca pasa nada y aunque machaquen a los ciudadanos, les recorten derechos, les hagan pagar dos veces por lo mismo, les encasqueten unas preferentes, los echen de sus casas, les birlen los dineros en cenitas románticas para presidentes de poderes imprescindibles para la marcha de un estado democrático… dimisiones y banquillos no se prodigan demasiado.
Imagen: Los Españoles Primero