El cumplimiento del objetivo del déficit ha sido el mantra con el que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha martilleado hasta la extenuación para justificar el mayor recorte presupuestario de la historia de la democracia española.
Los españoles debían apretarse el cinturón hasta que las vísceras les salieran por la boca y a muchos nos ha estallado el estómago. Todo porque no se podía faltar al compromiso adquirido con Europa, el de llegar a fin de año con aquel famoso 3%.
Parece que ha pasado mucho tiempo, desde que se oyeran esas categóricas palabras salir de la boca de Rajoy y, sin embargo, ha pasado de todo menos tiempo suficiente. De hecho, como él mismo habría podido decir, o incluso el presidente de las FAES, aquel señor de apellido Aznar, ilustre conferenciante en lengua inglesa: ‘Nunca un presidente hizo tanto daño en tan poco tiempo’. Y, por si aún algún despistado no entiende bien el mensaje, sumen los meses de Gobierno del líder del PP y añadan las condiciones en las que se encuentran sus gobernados.
Pero, reconduzcamos el tema hacia el objetivo del déficit, aquel con el que se justificaba todo lo injustificable (injustificable, incluso, aunque se hubiese corregido el déficit). Hoy, ya no estamos hablando de prolongar más tiempo el ‘permiso’ que nos concede la UE para que hagamos los deberes que nos han impuesto, según Rajoy.
Las noticias, tan rápidas que dejan añeja cualquier mentira que quieran contarnos, llegan ahora del FMI y nos descubren que España terminará 2012 con un déficit de 7% y prevé un 5,9% para 2013.
¿Cuál será ahora el mantra que utilice el presidente del Gobierno para justificar la destrucción del tejido de bienestar de una sociedad hasta hace poco saludable? Tal vez el mayor déficit que tenga España sea su propio presidente del Gobierno.
Imagen: Noticias on Line