Según la consultora Lowendalmasaï, quien ha calculado las cifras, el próximo recibo que nos llegue del IBI, Impuesto Sobre Bienes Inmuebles, será más caro en cualquier rincón de España, con un incremento de hasta un 10% en varios ayuntamientos. Esto es así debido a que periódicamente se revisa el valor catastral de los bienes y porque el tipo impositivo que aplica el ayuntamiento también se ha visto incrementado.
La orden no viene de ahora, sino del año pasado cuando, para recaudar 918 millones de euros en los ayuntamientos, se propuso revisar el valor catastral de los inmuebles y que experimentaran una subida hasta de ese diez por ciento solo para aquellos cuyo valor fuera mayor –y así, las rentas más bajas no sufrirían tanto la medida-.
Desde ahora la medida es efectiva y se piensa que Valencia, Sevilla y Bilbao tendrán los impuestos más elevados, mientras que Madrid subirá un 4% en los recibos de 2012 y 2013 más lo acordado en la última revisión, lo que se traduce en una subida del 5,7% anual.
Algunas plataformas y partidos políticos como, por ejemplo, la Coalición Compromis, proponen que se aplique el gravamen más alto a aquellos pisos que están vacíos y ponen por caso los pisos de los bancos que provengan de desahucios. En España hay mucho excedente de vivienda y se calcula que son más de 3 millones los pisos cerrados, según el Censo de Población y Viviendas 2011 elaborado por el Ejecutivo.
Joan Ribó, diputado de la Coalición, ha asegurado que hay «un margen legal para aumentar el gravamen hasta el 1’17 %, que se puede aprovechar como mecanismo para desincentivar las prácticas de desahucio».