Quien no lo vea claro es que no tiene conciencia. Nuestro insigne monarca, el rey de España las está pasando canutas. Sin ir más lejos hoy, el pobre hombre, no ha podido aguantar más la presión y se ha desahogado con los periodistas que le acompañaban en un avión militar, en el que se desplazaba para acompañar a empresarios españoles a Moscú, para ver si consiguen el contrato del AVE de aquellas tierras.
Juan Carlos I, un hombre que, a pesar de la edad y la enfermedad, no se permite ni un momento de respiro; ha confesado que otro en sus circunstancias se habría quedado de baja, refiriéndose al terrible accidente ‘laboral’ que sufrió hace poco, mientras estaba cazando elefantes de 50.000€ en África.
Como todos recordarán, el monarca perdió pie y se descoronó en unas escaleras o por lo menos esa fue la versión oficial, al margen de la terrible irritación que debió sufrir el anciano, cuando media España se empeñó en aprovechar su traspié para airear sus supuestas infidelidades con una alemana que, desde entonces, parece haberse tragado la tierra.
Sólo, con la cadera desconchada, el peso de la corona y su afanoso devenir, Juan Carlos I se ha visto impulsado a recortar su sueldo en 21.000€, además de bajarle el sueldo también a su querido vástago y heredero, otro trabajador empedernido, a sus hijas las infantas, a su esposa, con la que permanece casado a pesar de las malas lenguas, y la señora Ortiz, futura de España.
En total unos 100.000€ que devuelven a las arcas públicas, unos 16 millones de las antiguas y añoradas pesetas, en un presupuesto anual que se lleva más de 8 millones de euros, más de 1.300 millones de pesetas al año.
No puedo ni imaginar, como el anciano rey, enfermo, desasosegado y agobiado por el curro, podrá encarar el pago de su hipoteca y los tremendos gastos que supone mantener a una familia con tantos hijos y tantos nietos. Menos mál, que Urdangarín ayuda a su hija Cristina.
Imagen: Taringa