Miles y miles de personas tomaron ayer las calles en la convocatoria que, en principio, apareció como una semilla en internet y que pronto prendió en organizaciones, sindicatos, partidos políticos, asociaciones, ciudadanía en general. La convocatoria del 19-j acabó mostrando al Gobierno presidido por Mariano Rajoy, un anticipo de lo que le espera en caso de que no rectifique la restrictiva política ejercida por el PP desde su llegada al poder, a finales de 2011.
Los recortes gubernamentales, que han sumido a España en la más triste y profunda miseria, desde los inicios de la dictadura franquista, han sido rechazados por activa y por pasiva por la acción ciudadana, que ayer volvía a tomar las calles para gritar consignas contra un Gobierno que agoniza con cada nuevo decreto, con cada nueva medida, con cada imposición absurda que, en contra del sentir ciudadano, está conduciendo el estado de derecho y el bienestar hacia el más dramático de los descalabros.
Sólo en Madrid y Barcelona, las multitudinarias manifestaciones congregaron a 800.000 y 400.000 personas, respectivamente; si bien la Delegación del Gobierno decidió rebajar la cifra hasta los 40.000 participantes. No obstante y como muestra comparativa, sirva como dato el hecho de que sólo en Valladolid, una de las 80 ciudades que ayer participaron en la manifestación masiva, se contabilizaron alrededor de 60.000 manifestantes.
Los ciudadanos que acudieron a los puntos de concentración no se cansaron de corear consignas contra la subida del IVA, los recortes de sueldos, la eliminación de la paga extra de los funcionarios, las prestaciones sociales, el copago sanitario… Desde luego, el eslogan más coreado hacia referencia, en todos los lugares de concentración, a la exigencia de dimisión de un Gobierno muy enfermo y al que, si no rectifica rápidamente, no parece quedarle mucho tiempo de vida.
Foto: El Mundo