Andrea Fabra no va a dimitir, ni es probable que su partido se lo exija, por mucho que haya faltado al respeto a millones de españoles. Porque el exabrupto que salió de la boca de la diputada, que muy probablemente se educó en colegio de pago y en el que seguro que la asignatura estrella era la religión de Monseñor Rouco Varela, no parece ser una conducta aislada o un desafortunado incidente en el seno del PP.
La educadísima señora Fabra, es la hija del ex Excelentísimo Presidente de la Diputación Provincial de Castellón y presidente del PP de la misma ciudad, cargo que ha ocupado durante más de 20 años y que dejará precisamente mañana, por decisión propia y sin que su partido le haya exigido nada, a pesar de estar imputado por varios supuesto delitos de tráfico de influencias, cohecho y delito fiscal.
Esos presuntos delitos continúan a día de hoy siendo investigados, aunque curiosamente hasta ocho jueces se han retirado del caso, por el que también está imputada su hija, la diputada Andrea Fabra, que tan buenos deseos anhela para los españoles que no son tan afortunados como su papá, quien llegó a señalar descaradamente que el notable incremento de su patrimonio familiar se debía a que le había tocado la lotería en muchas ocasiones y que su enriquecimiento personal y familiar nada tenía que ver con supuestas comisiones millonarias por posible tratos de favor a importantes empresas.
La diputada de carrera meteórica en el PP, sin apenas experiencia y empujada por el mismísimo Francisco Camps, según palabras de su propio padre, alega hoy que sus palabras no iban contra los parados españoles, eso después de que, en principio, ella misma y su partido negaran que el abominable ‘¡que se jodan!’ hubiera sido pronunciado.
Cuando se ha comprobado que efectivamente la sonora grosería salió de la boca de la ‘perfecta señorita’, ella misma y el PP se han apresurado a afirmar que la despreciable frase iba contra la bancada del PSOE, como si eso contribuyera a ennoblecer los deseos de la finísima señora y como si los diputados que se sientan frente a ella, no fuesen ‘representantes’ de millones de españoles, que hoy lo están pasando canutas, gracias a la situación por la que pasa el país, entre otras cosas por las prácticas reiteradas de ladrones sin escrúpulos, una casta ‘mafiosa’ a la que todavía está por ver si pertenecen su propio padre y hasta ella misma.
Mientras la Justicia se pronuncia sobre el patrimonio familiar de los Fabra y cómo llegó a ser tan nutrido, miles de ‘jodidos’ ciudadanos de este país hemos pedido su dimisión a través de una iniciativa por internet que, en el momento de publicar este artículo, ya iba por cerca de 100.000 firmas. No quiero ni saber lo que la bochornosa señora puede pensar de nosotros. Tampoco me importa. Claro que… ¿qué se puede esperar de un partido en el que sus diputados arrancan a aplaudir cuando el presidente anuncia los recortes más sangrantes y la pérdida de derechos más terrible de la historia de España? Les faltó pedir las orejas y el rabo del presidente, tal vez los españoles representados en la bancada contraria se lo hubieran concedido.
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