La prima de riesgo abría hoy por encima de los 570 puntos, a la espera de la subasta del Tesoro, esa que ya nos da alegría con el simple hecho de poder colocar bonos que nadie quiere y por los que pagamos intereses bestiales. Son las consecuencias inmediatas de los recortes de Rajoy, que lejos de afianzar los mercados, han logrado un efecto desbandada.
Si la política económica del PP pretendía mejorar la confianza de los mercados, el resultado no puede ser más contrario al concepto de certidumbre. La velocidad a la que España se va hundiendo en la pobreza, encabezando los puestos de cola del bienestar europeo, han tranformado completamente la visión que ofrecemos de nuestro propio país.
La percepción exterior de España es ahora la de un país empobrecido, hasta límites que no se conocían desde la Guerra Civil y los primeros años del franquismo. Con un estado asfixiado por los recortes de su propio Gobierno, hasta el extremo de provocar conmiseración en el propio seno del FMI, donde su propia directora, Christine Lagarde, ha sugerido a Mariano Rajoy que afloje la soga con la que está ahorcando a los españoles.
En un país en el que hasta los ejecutivos comienzan a mendigar en la Gran Vía, con huelgas, manifestaciones y revueltas sociales que nadie cuenta, pero que internet difunde a todas partes del mundo, lo que menos se comunica es la idea de confianza.
Imagen: Punto Inversiones