A pocos días de la llegada del mes de semptiembre, agosto no es lo único que comienza a agonizar. Miles de inmigrantes sin papeles perderán el derecho constitucional a una sanidad universal y gratuita. Los más desfavorecidos estarán condenados a la enfermedad y el dolor. Es el desahucio de los ‘sinpapeles’ enfermos, la cara más miserable de la nueva España.
Llegaron huyendo del hambre, de la miseria, jugándose incluso la vida en muchos casos, para encontrar un trozo de pan que compartir con sus seres queridos, a quienes dejaban pendientes de su suerte en su país de origen. Nos hemos servido de ellos en la época en que nos sentíamos ricos, la octava potencia del mundo.
Han sido nuestros camareros, las niñeras de nuestros hijos, los recolectores de la fruta exótica de invernaderos al sol, hasta la mano de obra barata en muchas de constructoras que protagonizaron ‘el ladrillazo’. Ahora ya no sirven y si están malitos… se las busquen, oiga. O que paguen 39 euros por cada visita al médico de cabecera y hasta 60 euros si precisan una analítica o una radiografía o…
Quienes gobiernan España han conseguido que sienta vergüenza de ser española y animo a la comunidad médica, a los sanitarios y a toda la gente de buen corazón, a que sigan el ejemplo de esos 96 médicos andaluces que se han declarado ‘objetores de conciencia’ y contiuarán atendiendo a los ‘sinpapeles’. Se lo debemos, por lo que han hecho por nosotros, por el juramento hipocrático y por la necesidad de recobrar nuestra propia dignidad como nación.
Imagen: Diario Crítico