La banca se ha puesto las pilas este verano y en el primer semestre del año han colocado 18.000 viviendas. ¿Se han decidido por fin a bajar sus precios en un acto de compromiso con los ciudadanos? No, eso nunca, podría decir algún maquiavélico personaje de tebeo. En realidad, los bancos están intentando deshacerse de sus activos tóxicos antes de la llegada del anunciado ‘banco malo’, que les va a obligar a reconocer, asumir y vocear sus pérdidas.
Los balances de la banca quedarían lastrados con las medidas que conllevará la aprobación del ‘banco malo’, debido a que la bolsa inmobiliaria que tienen en su poder acabaría por desestabilizar sus balances financieros. Tanto es así que algunas entidades se han liado la manta a la cabeza y han bajado el precio de sus inmuebles hasta un 60%, en un mercado en recesión que ha de verse muy incentivado para ‘picar’ y colgarse de la oferta.
Ahora la banca sí se ha lanzado a desenladrillar lo que antes también ellos habían contribuido a enladrillar. Miles de familias quedan en la cuneta, con sus viviendas embargadas en una crisis que se ha cimentado sobre los hombros de las familias.
Pero en estos momentos los bancos, que han quitado el techo a los hijos de los trabajadores y a las familias de clase media, ya no les importa si ganan o no ganan dinero con su cartera de cemento. Lo único que importa es que deben deshacerse del lastre para pedir dinero público con el que recapitalizarse.
Imagen: Sin censura en internet