De nuevo Mariano Rajoy, el presidente del Reino de España, como gusta llamar a este desvencijado país, que no parece ser el suyo a tenor de lo poco que le importa lo que por aquí sucede, anunciaba una tremenda noticia para España desde la barrera, como ya viene siendo habitual en las hechuras de tan valiente torero, defensor a ultranza de la fiesta nacional, el jamón de bellota de 190€ el kilo y los botellazos de whisky en sus viajes en aviones del Ejército, esos que hace para salir que se las pelas cuando los españoles intentan plantar cara a su desatinado gobierno.
El anuncio no era otro que ‘El Rescate’, voceado a modo de posibilidad, (el condicional es también el tiempo verbal más apegado a la bravura del presidente), desde el púlpito de la Alianza de Civilizaciones, aquella ‘gilipollez’ zapateriana que tanto carrete le dio a Rajoy durante su etapa de opositor.
Encumbrado y con sonrisa pueril, como si fuese el bebé blanco de los Obama, nuestro feliz presidente mostraba su regocijo y desparpajo posando y caminando por los pasillos a lo Kate Moss durante el 25S; mientras el rey, su compañero en esta ‘juerga’ neoyorkina, negaba a la prensa americana que lo que publicaba el New York Times fuese cierto: ciudadanos buscando comida en los contenedores, comedores sociales, indignados en las calles, ciudadanos asustados por la actitud represiva de la policía…
Y todo eso ayer, precisamente. Borbón y Rajoy, monarca y presidente, abandonaban el país y se paseaban por Nueva York, mientras la ciudadanía tenía anunciada una cita para rodear el Congreso de los Diputados, la Bastilla española, y exigir la dimisión de un gobierno que está acabando con el país y que asola a los más débiles.
De los 350 diputados que componen la cámara, sólo 50 acudieron a sus escaños, que también da para más de un análisis. Fuera, los leones tenían que ponerse las gafas del lejos para poder ver la movida. Tal había sido el despliegue policial, que el grueso de la manifestación se las veía con los porrazos en Neptuno.
Los antidisturbios ofrecieron otro concierto de lo que es un palizón a la española, mientras Mariano Rajoy explicaba que tendría que solicitar el rescate ante la mala evolución de los números españoles, eso a pesar de las crueles medidas a las que ha sometido a una población completamente esquilmada en derechos y prestaciones, que exigía su dimisión, mientras él barboteaba a 6.000 kilómetros de distancia.
Imagen: Eldiario.es
carlos iv says
son los protagonistas de una gran farsa¡¡¡¡