El Fondo Monetario Internacional triplicó la contracción que estaba prevista para la economía española y así ha pasado del 0,5% al 1,3% para el próximo año.
Ante esto, el Gobierno en pleno ha reaccionado y el primero en hablar ha sido Luis de Guindos, ministro de Economía, diciendo que «los pronósticos del FMI no están escritos en bronce y, además, lo que ha hecho ha sido bajar las proyecciones de crecimiento económico en todas las zonas del mundo». «El FMI ha venido a decir fundamentalmente que hay una desaceleración económica relativamente sincronizada y homogénea, que lógicamente es más intensa en la Eurozona».
Por su parte, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, aseguró que se creará empleo pese a todas las previsiones en el 2013. «Este Gobierno ha hecho un cuadro macroeconómico creíble que hace que durante el año 2013 se pueda crear empleo a final del año próximo y que baje la tasa de desempleo».
De la misma manera, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, señaló que estas previsiones “son más que discutibles ya que se basa en un decrecimiento de la economía mundial y, sobre todo, en la Eurozona».
Al margen de lo que digan cada una de las partes, hay que ser conscientes de que el FMI es la institución que más se equivoca en materia de previsiones económicas, según el informe realizado anualmente por la escuela de negocio ESADE.
En el mismo, también se alerta de los efectos que tiene la política de ajuste en el gasto sobre la contracción económica y, sin embargo, todas las instituciones aconsejan a los países periféricos consolidar el ajuste fiscal, las reformas estructurales y el saneamiento de la banca para volver al equilibrio.
«Si no se adoptan medidas adicionales con rapidez, la confianza no será restaurada, se incrementarán los niveles de endeudamiento, habrá una mayor reducción del crédito y una fuerte contracción de la inversión, mayores niveles de desempleo y una caída más pronunciada de la producción», advierte el organismo dirigido por Christine Lagarde.