Yo hoy voy a hacer mío ese dicho tan grosero de ‘si no estás conmigo, estás contra mí’ y, en este caso, si las granadas aturdidoras que la policia griega ha lanzado a sus propios conciudadanos iban dirigidas contra el pueblo, por ende eran granadas aturdidoras en favor de Angela Merkel. Todo ha sido una batalla campal por las calles de Atenas, un despropósito de antidisturbios, que en España no nos resulta lejano; y un clamor popular en contra de la ‘gobernadora’ de Europa, una canciller alemana al servicio de las nociones más crudas y fieras del capitalismo más rancio y temerario, ese que con una vuelta de tuerca acaba convertido en fascismo puro y duro.
Porque en Grecia, donde los griegos ya llevan tiempo con las tripas pegadas a la espalda, el hambre campa a sus anchas y la miseria arrasa por doquier; Angela Merkel se ha atrevido no solo a realizar una visita, que de por sí resulta una acción bastante provocadora, si no que la mujer ha soltado una de esas frases célebres que le están granjeando la antipatía de las clases menos favorecidas: ‘Algunos países han tardado décadas en levantarse’
La frase, poco afortunada en un estado en bancarrota al que se le está exigiendo directamente la inmolación, no hace sino resumir la visión que la canciller alemana tiene de sus socios europeos de ‘segunda velocidad’. De hecho, Merkel no ha tenido nada mejor que hacer que pedirles más esfuerzos.
Esos ciudadanos han recibido a la alemana en pie de guerra. Tomada la Plaza Syntagma por miles de cruces gamadas, en referencia a la ocupación de Grecia por parte de la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial, los griegos se afanaban por sortear la ‘estimulante’ seguridad de más de 7.000 policías, francotiradores, cañones de agua… un blindaje que debía ‘asegurar’ la visita de 6 horas que Merkel realizaba a Atenas.
Los helenos no se han amedrentado y comidos por el hambre, la miseria y el desaliento se han sublevado contra los recortes y la austeridad. Lástima que a la policía de los países más perjudicados les esté costando tanto defender al ciudadano y entender que ellos también son una mindundez para el sistema.
Imagen: Reuters/El Mundo