A falta de un solo lunes para que acabe 2012, España parece haber sobrevivido al año bisiesto bordeando el precipicio del rescate total. Para el Gobierno de Rajoy esto es todo un alivio y un triunfo de sus afiladas medidas aunque, miremos por donde miremos, los niveles de la prima de riesgo siguen siendo asfixiantes y, por mucho que se empeñe el Don Mariano, a esos precios no se financia ni el Estado y mucho menos las empresas y ciudadanos.
La ‘solución’ vendría de la mano del todopoderoso Banco Central Europeo. Pero al Ejecutivo le espanta la idea de aceptar la mano de Draghi, ya que eso supondría aceptar sí o sí el rescate. Desde Moncloa insisten que con las medidas adoptadas comenzaremos a ver los frutos en 2013, con lo que la prima de riesgo volverá a niveles sostenibles por sí sola… Ya veremos.
Lo que ha quedado más que patente en este 2012 es que para los ciudadanos no hay bálsamo posible, ni en un futuro lejano y mucho menos cercano. El pueblo está más que agobiado, con más de 6 millones de parados y otros tantos en camino; los más de 500 desahucios diarios; los ridículos salarios; las bestiales subidas de IVA, luz, gas…; el retoque de las pensiones; en fin, todo un poema que para Rajoy parece no tener importancia con tal de mantener saneados los bancos y sus bolsillos.
En lo que respecta a la bolsa, la sombra del rescate parece dejar un balance ‘alentador’. Tanto la prima de riesgo como el Ibex han mejorado algo… pero lo dicho, los de a pie no vemos respiro alguno. Y mañana, último día del año, la bolsa dirá adiós al 2012 con pérdidas del 5%, frente a las ganancias del 30% en Fráncfort (su mayor subida desde 2003) mientras que el Ibex se mantiene en números rojos por tercer ejercicio consecutivo.
¡Feliz Año!
Imagen: lainformacion
Sinceramente, pese a que será una medida muy impopular y catastrófica para el Gobierno y viendo como nuestra prima y nuestro coste de financiación aumenta; un rescate sería lo más recomendable aunque habría que temer las consecuencias.
Hola Chema,
temer es poco. Gracias por tu opinión.
Un saludo.