La España posterior al franquismo se consiguió, gracias a miles de funcionarios trabajadores, éticos, que ganaban su puesto por concurso público y, salvo asquerosas excepciones, respetando las reglas constitucionales. Funcionarios son, no lo olvidemos, nuestros médicos, nuestros jueces, nuestros bomberos, nuestros enfermeros, nuestros basureros, nuestros maestros…
La lista sería extensísima y con ello solo conseguiríamos potenciar la relevancia de la necesidad de tanta gente que trabaja para el bienestar de todos, para la salud de todos, para la seguridad de todos, para la educación de todos, para la limpieza de todos, para la tranquilidad de todos…
La mayoría de los funcionarios apenas si superan el ‘mileurismo’ y justamente suelen ser los cargos de confianza, los que son puestos a dedo por los políticos de turno, quienes en ocasiones perciben el sueldo de 4, 5 ó 6 funcionarios juntos. Son esos que no viven en la puerta de al lado, los que llevan a sus hijos a colegios muy distinto al de los nuestros, los que poseen sistema de vigilancia privado en sus casas de alto standing y pasan gastos ‘visa oro’ a cuenta de todos nosotros… y sus jefes, corruptos o no, pero en la mayoría de los casos políticos a sueldo, sin ninguna vocación de servicio público y pido disculpas para todos esos políticos que son distintos, honrados y trabajadores y que también se están viendo perjudicados por la imagen de sus orondos colegas.
El funcionario de hoy, afortunadamente, nada tiene que ver con aquellos de la ventanilla franquista, los que acababan siendo hijos del primo del sobrino del cuñado del suegro del jefe del movimiento, esos déspotas inútiles que con cantar de cara al sol y tomarse un par de carajillos evitaban la cartilla de racionamiento y delataban, amedrentaban y humillaban a sus vecinos.
Hoy un funcionario es un trabajador como cualquier otro y con los mismos problemas de hipotecas, embargos, precariedad, carencia y preocupación… A esos que se han quedado sin paga extra y que a ver cómo cuadran el descoloque… Feliz Navidad, funcionarios.
Imagen: CC.OO.