No será la última vez que escuchemos, por parte del Gobierno, que el precio de la vivienda ha “tocado suelo” para, en poco tiempo después, la realidad les dé de lleno la espalda y volvamos a comprobar que faltan años y años para que el mercado inmobiliario se recupere y estabilice.
El último en dar una noticia positiva sobre este mercado fue el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, hará unos tres meses. Sin embargo, tras cinco años de ajuste inmobiliario ni siquiera hay un pequeño atisbo de recuperación. Ni siquiera los analistas han sido capaces de detectarlo en los próximos cinco años.
Es más, sucederá todo lo contrario. Si el precio de la vivienda ya ha caído un 30%, se espera que entre 2013 y 2018 este sector sufra una caída similar o incluso superior, llegando al 40-50%.
Para realmente poder liquidar el excedente de inmuebles acumulado por promotores, bancos y particulares se necesitarán, como poco, unos 10-15 años. Además, hay que tener en cuenta que los bancos presionarán el mercado para poder deshacerse de sus bienes.
La única manera real y efectiva para estabilizar este sector, es lograr que el precio de la vivienda se aproxime a cinco veces la renta neta del hogar. En la actualidad, este indicador se encuentra en seis veces.
Pero claro, todo depende de la financiación y/o de los especuladores que sólo comprarán al precio más bajo para después revender lo más caro posible. Por esto, la dinámica actual provoca que haya menos compras, con lo que se fuerza a ofrecer mayores descuentos. Y son, precisamente, estas perspectivas de rebajas lo que provoca que la demanda embalsada espere a obtener unos precios mejores.
Dejándonos de lado, claro está, la posible concesión de hipotecas.
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