La canciller alemana, Ángela Merkel, no tiene intención de cambiar su método para que Europa salga de la crisis. De tal modo que ninguna de las peticiones que desde los países mediterráneos de la Unión Europea se le hacen, para que aumente el nivel de gasto de Alemania, beneficiando así las exportaciones de los países con problemas, unido a políticas de crecimiento a nivel europeo, están sirviendo de nada
Pero eso no es todo, las previsiones macroeconómicas de la economía germana no son buenas, y ni así Merkel se plantea un cambio en su estrategia de austeridad y reformas a ultranza. Este empecinamiento se basa en las citas electorales que tiene que acometer a corto plazo y que están determinando todas las actuaciones de la canciller alemana, un asunto interno que está condicionando el desarrollo de la crisis en toda la Unión Europea desde hace un tiempo.
Pero parece que esa estrategia es la que quieren los electores germanos, ya que las últimas encuestas hablan de que la coalición que encabeza Ángela Merkel alcanzaría un 43% en intención de voto, sus mejores cifras desde que está en el poder, quedándose los socialdemócratas en un escaso 23% de voto.
Hasta aquí todo bien para Alemania, pero el Banco Mundial ha hecho públicos sus datos para la eurozona en 2013 y señala que la economía europea se contraerá un 0,1%, mientras que Alemania únicamente crecerá un 0,4%, un dato muy negativo si nos atenemos al crecimiento del 0,7% en el Producto Interior Bruto alemán en 2012, la peor tasa desde que Alemania se recuperó de la recesión por la que pasó hace tiempo.