Bruselas estará contenta tras el acuerdo entre la troika y Chipre, en el que los ahorradores con menos de 100.000 euros se libran de todo castigo, pero los que posean cantidades superiores y los bonistas senior del Banco de Chipre y la entidad Laiki (sus dos grandes bancos) cargarán con todas las consecuencias.
Bajo estas condiciones, la UE y el FMI desembolsarán cerca de 10.000 millones de euros para que Chipre no se quede fuera de la Eurozona. La cifra real final aún se desconoce, pero lo que ha quedado claro es que Chipre deberá cambiar su modelo de negocio y someterse a un Memorando de Entendimiento, cuya firma tendrá lugar en la segunda semana de abril con imposición de fuertes condiciones macroeconómicas.
La reapertura de los bancos chipriotas, prevista en un principio para mañana martes, vuelve a retrasarse sin indicar fecha concreta. Y es que Nicosia está obligado a la imposición de restricciones al libre movimiento de capital de forma que siga evitando la retirada masiva de depósitos cuando reabran sus bancos.
Lo mejor para la troika es que el acuerdo ni siquiera ha de pasar por el Parlamento chipriota, puesto que ya votaron el pasado viernes otorgando poderes al Gobierno para aprobar e intervenir las entidades bancarias en los términos que se acordasen.
Ahora bien, mientras que el problema oficial de Chipre es necesitar 17.500 millones de euros y la UE y el FMI sólo aportarán cerca de 10.000 millones con un rescate encarecido en una cantidad aún desconocida, el problema real es que los chipriotas confiaban mantener su modelo de negocio (el de ser un refugio para las grandes fortunas) y limitar el impacto del rescate a los grandes depositantes de sus bancos. Pero a la Eurozona este sistema de negocio no le parece bien ya que, según palabras del ministro de Finanzas francés, Pierre Moscovici, se trata de una “economía de casino”.
Por la parte que nos toca, y nada más llegar de Bruselas, Luis de Guindos se ha mostrado la mar de diligente para indicar que “la posibilidad de contagio está descartada”, y, un minutos después, reconocía que “la posibilidad de contagio se pondría de manifiesto si la unión monetaria, en este caso el Eurogrupo, no es capaz de tomar una decisión que sea concluyente en relación con la economía chipriota”.
Concluyendo, los ciudadanos de Chipre no lo van a tener nada fácil y aquí seguimos en las mismas.
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