La economía china se ralentizó durante 2012 y eso ha disminuido el ritmo de las inversiones procedentes de otros países.
Este descenso parece deberse a factores meramente coyunturales, como la crisis económica por la que pasan socios comerciales de China, el aumento de sus costes de producción o la reducción en el crecimiento económico del país.
Para Zhang Yan, profesora de Dirección de Empresas y experta en inversión extranjera de economías emergentes de la Escuela de Negocios Ceibs, los inversores antes llegaban a China al considerarlo como un país atractivo por los reducidos costes laborales y el trato privilegiado que recibían de los dirigentes del país, pero un aumento de esos costes del 10% en algunas zonas industriales están cambiando esta visión.
Yan señala que desde el año 2004 las empresas del gigante asiático han mejorado sus niveles de productividad y los mercados son más competitivos dentro del propio país, por lo que las empresas extranjeras no obtienen tantos beneficios como antes y empiezan a buscar otras opciones de negocio.
Y este cambio de tendencia no es algo temporal, ya que las empresas chinas, con el apoyo de los dirigentes políticos del país, han puesto sus ojos en un gran número de sectores económicos de otros países, con un aumento de la inversión del 28,6% durante el año pasado.
En cualquier caso, los expertos en la materia afirman que aunque producir allí resulte ahora más caro que antes, y la economía del país se oriente más hacia la exportación, China va a seguir siendo “la fabrica del mundo”, sobre todo gracias a las economías de escala que continúan existiendo allí, además del hecho de que aún no hay riesgo de deslocalización empresarial en el país de empresas extranjeras, aunque puede que no vengan tantas como antes.